Día importante para el fútbol burgalés con un derbi por todo lo alto en El Plantío. Burgos CF y CD Mirandés medían armas en un encuentro que enfrentaba a ambos contrincantes en la parte alta de la tabla clasificatoria. Los locales, con estructura compuesta Cantero, Arroyo, Licha, Córdoba y Florian atrás; por Atienza, Morante y David González en medular, y Fer Niño en punta, acompañado por Borja Sánchez y el regreso a la titularidad de Íñigo Córdoba en las alas, saltaban al verde con el único objetivo de la victoria ante el rival de hoy. Planteamiento ofensivo claro de los hombres de Bolo, que empezaban pronto a atacar las posesiones de un Mirandés atrevido y trabajador desde el inicio, con los Izeta, Reina, Gorrotxa o Raúl Fernández, entre otros, en sus filas. El encuentro encontraba su ritmo alto de juego desde el inicio, con un Burgos dominante en la posesión, y vertical en la búsqueda de sus hombres más veloces por costados. Buen trabajo de presión y recuperación alta, y finalización en centro cruzado que obligaba a portero y defensa rojillos a emplearse al máximo para evitar el gol.
Los minutos transcurrían con buen intercambio de ocasiones, y el Burgos CF trabajaba con continuidad frente a un rival voluntarioso en presión alta, y con peligro en la búsqueda de espacios a la contra. Ambos equipos situaban bloque alto, y el control de la medular se antojaba clave para el dominio del partido. Cantero respondía con una parada de quilates al disparo de Reina, y a renglón seguido, Raúl despejaba con apuros el buen envío de Íñigo Córdoba. Ida y vuelta constante, protagonismo para laterales y extremos en la iniciativa, y apuesta arriesgada en ambos banquillos en busca del gol. Al borde del descanso, Córdoba serviría, con gran centro raso, un envío cargado de veneno para el remate forzado de un Florin que no acertaba con la meta por centímetros. Con el alivio visitante llegaba el final de un primer acto eléctrico.
La segunda mitad del encuentro continuaba con las sensaciones del inicio, ritmo, intensidad e iniciativa a partes iguales. Los locales encerraban al rival en el primer tramo de parte, con buenas llegadas por costados, y centros peligrosos que rozaban el tanto en las incorporaciones de los puntas. Buen trabajo de equilibrio de los capitalinos, que cerraban espacios con eficacia, y abrían sus opciones al contragolpe con bastante acierto. Enfrente, el CD Mirandés se defendía con oficio, y buscaba su oportunidad a balón largo sobre Reina, con segundas jugadas bien aprovechadas por la segunda línea de un equipo animoso en las embestidas, aunque sin excesiva precisión en la definición. Con todo, tanto rojillos como blanquinegros gozaban de buenos acercamientos sobre el marco rival.
La entrada de Ojeda y Curro dotó al equipo de mordiente y calidad a los espacios. En este momento llegaría una de las ocasiones más claras para el Burgos CF, en botas de un Íñigo Córdoba a quién le sobró el último toque en una magnífica asistencia cruzada de Ojeda. Tras esto, de nuevo los locales se aventuraban con peligro en ataque, y sería Atienza quien probaría los reflejos de Raúl con un gran disparo desde la frontal que el meta salvaba con apuros. El segundo periodo se teñía de blanco, y las ocasiones más claras caían del lado capitalino. Enorme trabajo colectivo que encerraba al rival en propio campo, obligando a los defensores contrarios a constantes vigilancias para evitar las entradas locales. Con todo en liza, sería el CD Mirandés el que aprovecharía una indefinición en el área burgalesista para, tras envío lateral, conseguir el primer tanto de la tarde, obra de Rincón. Pese al mejor partido de los hombres de Bolo, el juego sería injusto con el Burgos CF y los puntos iban a volar al casillero visitante.
