
Derrota en el derbi (2-1)
El Mirandés se lleva la victoria tras un intenso partido en Anduva
Prensa Burgos CF
Brilla en los ojos el orgullo al mirar al fondo visitante de Anduva y comprobar que, pese a la intensa lluvia, Miranda es blanquinegra. Es la fidelidad que nace de un partido tan grande como el derbi de Burgos, que no puede explicarse ni entenderse. Se siente o no se siente.
Contrarrestando a la rojilla, la afición burgalesista desembarcó este domingo en territorio comanche y ganó su parte del derbi, incondicional. Sobre el verde, Calero apostó por Zabaco en la zaga y la dupla Mumo-Raúl Navarro en el doble pivote: parche de lujo a las bajas por sanción de Atienza y Elgezabal.

Vestido todo de azul, el Burgos salió bien plantado al partido. Ordenado, estirando por momentos la presión y provocando el error en posesión mirandesista para salir rápido en transición.
Bermejo, otra de las novedades en el once, se movía bien y trataba de asociarse con Curro o Castel, bien flanqueados por Areso y Matos en los carriles.
A los 25 minutos, Matos probó suerte con un latigazo lejanísimo que se marchó lamiendo el larguero. El Mirandés también acumulaba llegadas. El partido elevó su tensión y Guzmán Mansilla empezó a pasear amarillas. Bermejo y Mumo la vieron por el Burgos. El ariete Raúl García de Haro en el Mirandés.
En el tramo final de la primera mitad, el Burgos se estiró aún más. En una peligrosa contra, Curro asistió a Bermejo y el catalán se jugó el uno para uno, pero no acertó a resolver. Al minuto, de nuevo Curro condujo un contragolpe que acabó con Bermejo y el propio futbolista onubense por los suelos, tras ser objeto de varias faltas. La acción le costó al central local Beñat Prados otra tarjeta. Además, el jugador del Mirandés se lastimaba en el lance obligando a Etxeberría a sustituirle por Michelis en el tiempo de descanso.
La segunda parte arrancó de la mejor forma posible. En una dejada de primeras de Castel en el balcón del área, la zurda de Curro Sánchez trazó un misil de rosca que se coló con música en la meta de Alfonso Herrero. La grada visitante se vino abajo. Momento mágico. Estallido. 0-1.
Sin embargo, al Burgos le duraría poco la alegría porque solo un minuto después Raúl García de Haro hacía el empate. Y en el 58, el 2-1.

Calero buscó una reacción. Zabaco y Matos dejaron su sitio a Fran García y Juan Hernández. El Burgos no dejó de intentarlo frente a un Mirandés que se limitaba a gestionar la renta, sin pasar si quiera a saludar por el área de José Antonio Caro.

Pablo Valcarce y Mourad también entraron al campo. Mumo pudo poner de nuevo las tablas en una volea aclarada que se escapó por poco. El joven del filial Marino Illescas gozaría de minutos en la recta final. El descuento se fue hasta los 8 minutos, que el equipo blanquinegro apuró para buscar todo tipo de opciones. Pero no hubo suerte. El partido se acabó. El derbi de la ida fue blanquinegro. El de la vuelta, por idéntico resultado (2-1) se quedó en Anduva.



































