El filial firma un partido más que sólido en tierras asturianas en el que ha jugado de igual a igual con el conjunto local, pero se va con las manos vacías. Una vez más, los fatídicos minutos finales de encuentro pasan factura.
Los once asturianos han salido con las garras afiladas desde el minuto uno y no ha resultado fácil parar la ofensiva para el BCF. En el minuto 15 el Marino ya había generado tres saques de esquina pero, a pesar del dominio, no provocó ninguna ocasión de peligro. El Burgos logró alguna salida rápida por banda, como la rematada por Óscar en el 35, sin éxito.
Con López-Pinto como referencia arriba el combinado blanquinegro consiguió pausar los últimos minutos de la primera parte y esta llegó a su conclusión sin goles y con una amarilla a Pol Bassa en el descuento.
La segunda arrancaba con la misma dinámica que la primera. Hervás iba a sustituir a Pol de primeras tras su amarilla y el juego iba a mantenerse sin peligrosidad hacia ninguna de las porterías. Conforme pasaban los minutos, los burgaleses parecía que iban ganando terreno e igualando la contienda. Sin embargo, cuando el partido parecía que no depararía más, castigaría con un gol cruel en el 85 de la mano de Iván Fernández. A pesar del esfuerzo titánico, el resultado no acompaña a los muchachos del segundo equipo que vuelven a casa con las manos vacías.
Los muchachos de Albistegui se mantienen con nueve puntos en lo más bajo de la clasificación.