2-1 | Se resisten los puntos a domicilio
El Burgos CF tendrá que esperar una semana más para sumar sus primeros puntos de la temporada lejos de El Plantío. Los de Bolo no lograron aprovechar una pena máxima en el primer tiempo que, además, los dejaba en superioridad numérica, y claudicaron ante el Tenerife de Asier Garitano que sí supo aprovechar las suyas. Curro recortó distancias con su segunda oportunidad desde el punto de penalti, pero fue insuficiente para puntuar
Con el saque y posesión inicial para los locales, comenzó el encuentro en el Heliodoro. El Burgos CF presentó batalla desde un 3-4-3 con carrileros que mutaba a 5-4-1 tras la pérdida del balón y que complicó sobremanera cada ataque blanquiazul en los primeros compases de juego. Así, hasta el 17’ de partido, cuando Medrano aprovechó su velocidad para superar a Borja y centrar raso al área. Allí, la sobrepoblación de jugadores confundió a Roberto López para tocar el balón que le llegaba franco a Enric Gallego y desperdiciar la mejor acción de peligro tinerfeña.
Los minutos se consumían y el Burgos CF cumplía con el plan establecido por el técnico. Sobre todo sin balón, ya que fue un muro impenetrable para las intentonas locales. Con el esférico en posesión, la tónica fue la de un equipo que quiso, pero no dio con la fórmula para llevar el balón a los carriles y encontrar la ventaja. Sin embargo, el partido se puso de cara tras la expulsión de Mo Dauda por un codazo a Elgezabal en el área que envió, una vez más, a Curro al punto de penalti. Esta vez, Soriano aguantó y le leyó la intención al goleador blanquinegro para atajar la pena máxima. A ambos conjuntos les faltó claridad en los últimos metros y eso provocó que el resultado no se moviera antes del descanso.
Ambos técnicos trataron de redibujar su esquema para afrontar el segundo tiempo. Bolo dio entrada a Ander Martín y Bermejo, mientras que Asier Garitano recompuso su alineación en inferioridad con un 4-4-1. El contexto obligaba al Burgos CF a dar un paso adelante y al equipo no le costó hacerlo gracias a un tercer cambio (Mumo por Atienza). Con el ‘22’ sobre el terreno de juego, el equipo de Bolo tuvo más balón y ‘peores intenciones’ de cara al arco. Como en el 59’ cuando Espiau le ganó el sitio a su marca y remató con la testa al pecho de Soriano. Sin embargo, la profundidad de Waldo por la izquierda reventó el plan. El extremo zurdo le ganó la espalda a Borja y se la puso en bandeja de plata a Roberto López para hacer el primero en el 64’.
Y acto seguido, en el 67’, el colegiado señaló penalti a Mumo por derribar a Sergio González en el área. Enric Gallego lo transformó con calidad para abrir distancias.
El Burgos trató de reponerse del mazazo con el empuje de Matos desde la izquierda. Y tras varios centros del lateral, Curro generó un nuevo penalti enviando el balón a la mano de Amo. Él mismo asumió el peso tras el error del primer tiempo y superó con clase a Soriano.
En el tramo final, el Burgos se volcó en busca del empate y el punto. En el 76, Córdoba cedió el testigo a Lucas Ricoy, el joven delantero del filial que se estrenaba con la elástica del primer equipo. El BCF lo intentaba entre una maraña de centros laterales al área. Bermejo logró rematar franco en el descuento uno de ellos y Lucas llegó a conectar algún balón sin excesivo peligro sobre la meta tinerfeña. El partido concluyó tras dos saques de esquina en los que se incorporó Caro sin fortuna. Finalmente, 2-1 en el Heliodoro Rodríguez López y la espina de puntuar fuera todavía clavada.
