El Burgos no se rinde (1-1)
El equipo blanquinegro cree hasta el final y salva un empate que le mantiene en la brecha
Prensa Burgos CF
En la puerta de la fiesta, el timbre se ha quemado de tanto llamar. Ha sido culpa del Burgos que, insistente, incluso pesado, no ha parado de tocar el interruptor en toda la noche aunque, por el momento, no le dejan volver a entrar. Y pese a todo, con su empeño, el equipo de Julián Calero le ha mandado un mensaje directo a los que parecen, presuntamente, empeñados en echarle: no lo van a conseguir tan fácilmente como pensaban.
Y no lo ha hecho sólo. Porque junto a él, sobre el felpudo del recibidor, estaba toda su afición. Volcada siempre pero más aún esta semana, con el sold out y la grada llena para ponerle las cosas chungas al Albacete Balompié. Y estaba también Ángel, a bordo un autobús eterno, y toda la gente de Turquía y Siria.
El partido de este domingo tuvo también algo de derecho de admisión. Menos mal que estaba el VAR, porque López Toca había expulsado a Atienza en el minuto 25 por una acción sobre Maikel Mesa que solo era falta. Y justita.
Calero apostó por un once móvil, rápido en transiciones al contragolpe. El primer acto evidenció lo que ambos equipos se jugaban. En cada acción, la tensión era máxima. Boyomo, por agarrar a Gaspar cuando encaraba área rival, vería la primera tarjeta para el Alba en el 33.
Goldar pudo adelantar al Burgos poco después, en el 37, en un vuelo poderoso que explotó con un remate de cabeza desviado. Aunque el susto lo pondría el Alba. Al filo del descanso, Grego salvaba prodigiosamente un tanto cantado de Higinio bajo palos. La tensión regresó justo en ese momento, motivada por una acción entre Elgezabal y Riki en la que el capitán golpeó sin querer el rostro del exblanquinegro. Alberto Ginés, preparador físico local e Iván Cabezudo, auxiliar del cuerpo técnico albacetista, fueron expulsados.
El segundo acto comenzó con dos tarjetas. Glauder e Higinio, por dejarle la plancha a Córdoba, eran amonestados tras la reanudación. El Burgos comenzó a dominar el partido, y su rival. Embotelló al Albacete y empezó a acumular llegadas. Curro Sánchez, Bermejo y Gaspar llevaban casi todo el peligro. La bola se paseó varias veces cerca de la meta de Bernabé.
Dubasin se llevaría otra tarjeta en el 70. Pasado de timing, el delantero hispano-belga se llevó a Matos junto a la línea de cal. Antes de que el empuje local pudiera diluirse, Calero protegió a Atienza –tenía tarjeta– y metió a Mumo para la sala de máquinas.
Sin embargo, al Burgos le esperaba un tortazo. Olaetxea embolsaba una pelota pasada al segundo palo y batía por bajo a José Antonio Caro. 0-1.
El técnico blanquinegro movió más la banqueta. Triple cambio. Además de Raúl Navarro, para la parcela ofensiva, entraban Valcarce y Mourad.
El guaje Gaspar probó el empate con dos latigazos desde fuera, sin suerte. Al Burgos no le salía nada. Juan Hernández era la última bala blanquinegra en la cartera de cambios.
El partido estaba casi acabado. Pero el Burgos no se rinde. En el segundo minuto del añadido, José Joaquín Matos cargaba la zurda y reventaba el esférico con el alma. Boyomo –él no quería– desviaba la bola al fondo de las mallas. 1-1.
Un punto de fe para un Burgos que creyó incluso en una tarde rara. Y que ha demostrado que seguirá peleando. Le pese a quien le pese. Hasta el final.