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Actualidad

Irreductibles (2-2)

El Burgos se levanta dos veces y arranca un punto en combate contra el Real Zaragoza

A mesa puesta, el tapete de El Plantío parece un mantel de lujo para sentarse a comer. Lo que ocurre es que, por mucho que un partido comience a las 14:00 horas, hay que jugar al fútbol. Por degustar, no se puede degustar casi ni el ambiente, magnífico de nuevo en el templo blanquinegro. Desde el minuto uno, toca currar.

Le costó un poquito, en el vermú de este domingo, a este espectacular Burgos que tanto nos está haciendo disfrutar. El Real Zaragoza empezó mejor y acumuló no sólo peligro, también alguna llegada que llevaba aroma de gol.

A los 4 minutos, Giuliano Simeone se plantó solo delante de Caro pero la volea del argentino se marchó por encima de la portería blanquinegra. El guardameta del Burgos parecía una aerolínea, volando con los puños para neutralizar los bombardeos zaragozistas. En una de esas, el arquero onubense se lastimó en el costado. Afortunadamente, pudo continuar el partido.

La mala noticia llegaría a los 15 minutos. En la caída de un salto, Elgezabal se doblaba el tobillo y tenía que ser sustituido. Zabaco ocupaba el sitio del 14 y recogía el brazalete de capitán.

El Burgos ya había hecho lo más difícil. Apaciguar el eléctrico arranque de un Real Zaragoza sin técnico -Escribá, sancionado, vio el partido desde la grada con el exfutbolista David Generelo de jefe en el banquillo- y plagado de urgencias. Avanzó el bloque local, espoleado por su gente. En el 16, Curro Sánchez estuvo a punto de hacer el primero en una semivolea que también se escapó por encima del travesaño.

Poco a poco, el equipo de Calero se estiraba. En una bonita combinación, Gaspar Campos -uno de los más activos- combinó con Navarro y cargó sobre el arco de Ratón. Fue un aviso de las intenciones burgalesistas, que pasaban mercancías por Mourad, de regreso a la titularidad.

Superada la media hora de encuentro, José Antonio Caro volvería a erigirse en héroe. Tras un slalom de Giuliano Simeone, el onubense le arrebató el tanto a Mollejo, sacando un pie imposible, en el mano a mano.

El Burgos volvió a acumular pelota en el tramo final de la primera mitad. Con el partido ligeramente roto por algunas imprecisiones, Jaume Grau vería la primera cartulina del partido por entrar con la plancha sobre Raúl Navarro. Atienza también se llevaba otra tarjeta justo antes del entreacto.

La segunda parte se presentó con un tortazo. Jair Jr cabeceaba al fondo de las mallas un envío directo de Sergio Bermejo a los 53 minutos. 0-1.

El Plantío chilló a su equipo y le pidió que se levantara de la lona. Mourad robó en el área y se quedó cerca de convertir el susto en realidad.

Fue justo antes de que Calero hiciese un triple cambio. De una tacada, el madrileño quitó a Navarro, Bermejo y al propio Mourad. En su lugar, Mumo, Valcarce y Artola saltaban al cuadrilátero con más de 30 minutos por disputarse. El conjunto blanquinegro creía y calculaba el golpe.

En la primera acción ofensiva tras la permuta, Matos encontró un resquicio en el perfil izquierdo y leyó el arrastre de Valcarce al primer palo. El de Utrera puso una pelota envenenada y apuntó en ella el nombre de Gaspar Campos. El guaje apareció en el área como el trabajador que entra para fichar a la fábrica de buena mañana. Embolsó el esférico y fusiló a Ratón. 1-1. Era el minuto 64.

La segunda parte pasaba en un suspiro y el Burgos comenzó a tallar la machada. Con Mumo a la batuta, borró al Zaragoza, sumó llegadas, forzó saques de esquina y conquistó a su afición en la fe de una posible remontada. Pudo lograrlo en un centro de Gaspar que se paseó por área maña y en un par de disparos de Mumo. El catalán había visto justo antes la tarjeta.

Pero lo que llegó fue el segundo del Zaragoza. En el 90, con el equipo local volcado, el cuadro blanquillo cazó una contra. Fran Gámez incrustó un pase perfecto al segundo palo, justo entre la salida de Churripi y la zaga blanquinegra. Atienza, que llegaba exhausto para cortar el ataque, se metió la bola en su propia portería. 1-2. El árbitro había añadido 3 minutos.

Lo que no sabía el Zaragoza es que a este Burgos no se le tumba fácilmente. Ni siquiera con un croché de izquierdas en el tiempo extra. En el 92, Mumo acarició un pase cargado de talento al corazón del área. Curro Sánchez sacó, una vez más, la varita e inventó una vaselina mágica que se coló en la portería zaragocista. 2-2. Petrovic era expulsado, presa de la rabia, en el 97. Combate salvado.

Un punto más. Irreductible, el Burgos CF sigue en la lucha.

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