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Primer equipo

Más cerca (0-0)

El Burgos suma otro puntazo en La Romareda

Prensa Burgos CF / La Romareda (Zaragoza)

El fútbol español tiene una deuda con el Real Zaragoza. Basta con pasear por las entrañas de su estadio, tan añejoromántico e imponente como lo fue siempre. Y no por lo lejos que parecen quedarle aquellas tardes de gloria, sino precisamente por todo lo que le ha dado a la patria pelota: cada partido disputado en La Romareda es un homenaje al recuerdo.

Lo fue también este domingo, pese a las urgencias del cuadro maño. Pese a que el temido era el Burgos, que saltó al campo para echarle un pulso a la historia de este estadio y demostrar que en el fútbol, como en la vida, lo único que importa es el aquí y el ahora.

El reloj de la Grada Sur marcada el minuto 4 cuando Bermejo cabeceó libre de marca una pelota franca que se acostó en las manos de Christian Álvarez.

Ante las ausencias de Elgezabal y Grego Sierra, Calero decidió sacrificar un central y apostó por la creación y el recorrido, con Atienza de fijo, en el centro del campo. Gaspar, Bermejo y Curro eran de nuevo una punta de lanza móvil, catapultada por Mumo, un tirachinas, y por un omnipresente Raúl Navarro. En los carriles, Areso y Matos, eran dos puñales.

Durante la primera media hora de juego, el partido dibujó un toma y daca en el que el Burgos fue capaz de estirarse mucho, acumulando varias llegadas plagadas de peligro. Sin suerte, Curro lanzó un misil de zurda, como el de El Sardinero, pero la bola, violenta, se marchó fuera. El Zaragoza, con la verticalidad de Bebé, el oportunismo de Puche y la vehemencia de Giuliano Simeone –se llevó una merecida tarjeta por una falta a destiempo sobre Goldar–, también merodeaba con aguja la meta de José Antonio Caro. En su línea, Churripi facturó alguna parada de mérito, pero sobre todo le sacó una clarísima a Simeone al filo del descanso. Aún con todo, el Burgos mató el primer acto con varios ataques en área zaragocista.

En la segunda parte el guión fue parecido, casi igual. El equipo de Fran Escribá seguía metiendo gente arriba, más con prisas que cabeza. El Burgos, bien plantado, aguantaba su oportunidad en las contras. En el 58, una cabalgada de Gaspar, en la que se fue de hasta tres rivales para combinar después con Matos, estuvo a punto de finalizarla Bermejo en el punto de penalti.

Precisamente Gaspar dejaría su sitio a Mourad, directo al puesto de ‘9’ aún con media hora por delante. La entrada de la pantera fijó de miedo a la zaga blanquilla. Curro Sánchez reventó otro cohete desde 35 metros que se encontró con una buena manopla de Christian Álvarez. Antes, Valcarce también había revitalizado el ataque. Matos dejó su sitio a Fran García en el pasillo izquierdo.

El duelo entró en la fase final. Zabaco reforzó la zaga y Juan Hernández amplió el abanico ofensivo en el 86. El Zaragoza, que se jugaba media vida ante su gente, acabó el partido a la desesperada, pero no obtuvo botín. Mérito de un Burgos que tiene ya 45 puntos, y está cada día más cerca de cumplir el objetivo de la permanencia.