Piratas blanquinegros (0-1)
El Burgos amarra otro botín: tres puntos de oro en la bahía de Santander
Huele a salitre y a olas rotas junto al puerto deportivo, en el corazón de la bahía de Santander. Resguardadas, algunas embarcaciones mecen sus cascos sobre el agua, más tranquila en la zona de amarre. Parecen descansar, calmadas, como si acabasen de ejecutar un desembarco. Y en cierta manera es así: a unos pocos metros de ahí, el centro histórico de la capital de Cantabria ha sido tomada por más de un millar de piratas blanquinegros.
Se respira algo grande en las horas previas a un partido que tiene también aroma a otra categoría. El Burgos, uno de los equipos de moda en el fútbol español, llega tercero al templo marítimo de El Sardinero, levantado a un paso de la playa que lo bautiza con el mismo nombre. Sobre la arena, el capitán Calero ha dejado anclado el barco pirata y ha salido en expedición con sus futbolistas, buscando tres puntos de oro, después de atracar otros puertos en el mar picado de la categoría de plata.
No habían empezado los cañonazos y el calor de la marea burgalesista ya era evidente y fundamental en la grada visitante del estadio racinguista. Ante la hipótesis de un partido trabado, Calero dibujó un once con pulmones en la zaga y el centro del campo, dejando el ataque al talento de las botas de futbolistas como Gaspar, Curro Sánchez o Bermejo. El 10 sería el primero en intentarlo desde lejos a los 7 minutos.
Sekou Gassama amenazaba con su presencia física la línea de flotación del Burgos, con Pombo de director de orquesta. Los visitantes, de azul, se contemporizaban y se estiraban sobre todo a balón parado, como en un remate franco de Elgezabal tras un envío de Curro Sánchez desde la esquina.
En el 20, Pol Moreno vería la primera cartulina del partido por llegar tarde sobre la espinilla de Miguel Ángel Atienza.
El Racing seguía buscando continuamente a Gassama desde los costados. En el 30, también a pelota parada, Iñigo Vicente le puso un caramelo que el senegalés no supo aprovechar.
Córdoba también vería la tarjeta a los 35 minutos, por cortar el avance de Pombo e impedir una contra peligrosa de los locales. Fue justo antes de que estuviese a punto de producirse el primer giro de timón del encuentro. El guardameta Miquel Parera le entregó la pelota por error a Gaspar que quebró y le rompió la cadera a Pol Moreno. En el mano a mano, el guardameta enmendó su error y salvó el tanto de túnel del guaje.
Las olas racinguistas volvieron a golpear en el 40. La bola pegó en la mano de Areso en área blanquinegra y Milla Alvéndiz señaló el punto fatídico. Penalti. La responsabilidad para Gassama y bajo palos José Antonio Caro. En la enésima proeza del arquero de La Palma del Condado, Churripi detuvo la pena máxima para delirio de la parroquia burgalesa. De la tensión del momento salió otra amarilla para Atienza, al filo del descanso.
Tras el paso por vestuarios, el Burgos redobló su apuesta. Raúl Navarro y Gaspar probaron fortuna desde la frontal. Poco después, en el 52, Curro filtró un pase para que Gaspar y Parera volvieran a verse las caras en el mano a mano, pero Rubén Alves le birló la pelota al asturiano en el último instante.
Gaspar y Bermejo volverían a intentarlo en los minutos sucesivos. Con la bandera de la calavera y el cuchillo entre los dientes, el Burgos peleaba a mandoblazos por el gran botín.
Mumo entraría por Navarro a los 65 minutos. En su primera intervención, el caballero de Blanes dejó pasar una pelota en el barranco del área. Tras él, con la zurda envuelta en música, apareció Curro Sánchez. El onubense controló, miró a Parera y lanzó un misil imposible que reventó el travesaño para alojarse en la portería verdiblanca. A los pies de la afición visitante, la piratería burgalesista celebraba el tanto con Currito arrodillado y la hinchada extasiada de emoción. 0-1.
Bermejo y Gaspar dejaron su sitio a Mourad y Artola en los minutos finales. La dupla de delanteros aportó un pistón más de cara a área rival. Matos pudo hacer el segundo en el 81, en una oportunidad gigante, prácticamente sobre la línea de gol. Borja y Valcarce también ingresaron al verde.
Iñigo vio la roja por un claro plantillazo sobre Zabaco con el tiempo casi cumplido y el árbitro anuló un gol a Matheus Aiás por una mano previa. El triunfo persistió. El barco pirata esperaba en la playa. En la alforja, todo el oro de la ciudad de Santander. Otro puerto conquistado. 30 puntos. Los piratas blanquinegros lo han vuelto a hacer.