This is Burgos (2-1)
El Burgos más épico tumba al Mirandés y se lleva el derbi después de jugar más de una hora en inferioridad numérica
En El Plantío, la vida es de color de rosa. Ya lo era incluso antes de este domingo pero, a veces, es necesario vestirse de positivismo para seguir atrayendo, no solo cosas buenas, sino buenas causas. Merece la pena también en el fútbol, aunque sea para volver a reinar en un derbi.
Con el Burgos estrenando la tercera equipación y el Mirandés de amarillo, arrancaba un clásico de paleta curiosa pero con la emoción de siempre. Calero apostó por un ataque novedoso, sin delanteros puros. Elgezabal y Atienza en el ancho, Bermejo y Gaspar Campos en banda y Curro Sánchez y Valcarce como futbolistas más adelantados.
El primero en intentarlo sería Gaspar a los 4 minutos, con un disparo desde la frontal que se escapó alto. El asturiano iniciaba el choque muy activo, capitalizando las opciones de los de los locales. Un centro suyo a punto estuvo de cazarlo Valcarce.
Los dos equipos contemporizaban y medían intenciones sin acercamientos demasiado claros. Era solo la calma antes del frenetismo. El melón estaba a punto de romperse. En el 19, Raúl Navas sería el primero en probarlo para el Mirandés desde muy lejos, sin éxito. Le siguió Salinas, con un centro que no encontró a nadie en el segundo palo.
Zabaco se quedó muy cerca de inaugurar el marcador a los 23 de juego. El burgalés, de nuevo con el brazalete de capitán, se tiró con todo cerca del poste tras un córner, pero llegó una milésima tarde a la peinada de Bermejo.
Superado el ecuador, el Burgos pegaría el primer croché del derbi. Atienza recuperó en la medular y le entregó la bola a Valcarce. El berciano sacó los prismáticos y vio llegar a Gaspar como una exhalación por el otro costado. El guaje pinchó la pelota y, con muchísima clase, picó ante la salida del exblanquinegro Alfonso Herrero. La grada se vino abajo. Golazo.
El guion del derbi se complicaría poco después. Tan solo tres minutos más tarde, en el 28, José Antonio Caro salió expeditivo en un mano a mano con Raúl García de Haro. El rechace le quedó franco a Roberto López. El 21 cargó sobre puerta y Churripi, en una bola que se colaba, salvó el tanto pero cometió mano fuera del área y fue expulsado.
Con 928 minutos de récord, el de La Palma del Condado dejó su sitio a Dani Barrio, que entraría al terreno de juego por Valcarce, el damnificado. Al Burgos le tocaba remar en el derbi con un jugador menos.
El meta gijonés se coronó en su debut con varias intervenciones de mérito. En el 33 voló dibujando una palomita preciosa. El Mirandés se envalentonó con la superioridad. Los de rosa juntaban líneas y multiplicaban esfuerzos. Poco antes del final de la primera parte, Marcos Paulo casi engancha un balón perdido en el área pequeña y Raúl Navas disparó raso cerca de la cepa del poste.
En el intermedio, Etxeberria sentó a Roberto López y dio entrada a Nico Serrano. El cambio le aportó verticalidad por banda al cuadro visitante. De nuevo Dani Barrio, en el 48, evitó el tanto de Prada con un paradón antológico. El Burgos resistía y persistía. Areso vería la tarjeta amarilla tras adelantar líneas en la presión.
En el 61 llegó el gran susto de la tarde. Un episodio que nadie esperaba y que superaba en importancia a todo lo demás. En una actuación ejemplar junto a los especialistas de la Cruz Roja, los servicios médicos del Burgos Club de Fútbol y del Club Deportivo Mirandés se vieron obligados a atender a un espectador que sufrió una emergencia en la grada de Lateral. El colegiado navarro Galech Apezteguía detuvo el encuentro. Fueron minutos de angustia, tensión e incertidumbre. El aficionado sería evacuado en ambulancia y trasladado al HUBU.
El partido se reanudaría después de casi 13 minutos. Navarro, Mumo y Mourad entraron por Bermejo, Gaspar y Curro Sánchez. El Burgos se estiraba como podía con el hispano-marroquí dando aire y merodeaba la meta de Herrero, como en dos intentonas de Zabaco y Raúl Navarro en área contraria.
La resistencia estaba a punto de encontrar premio cuando el árbitro añadió 14 minutos. Y se quebró finalmente en el 94. Después de 994 minutos sin recoger el balón de su propia portería, Marcos Paulo puso fin a la imbatibilidad burgalesa con un centro-chut que se coló en la meta de Dani Barrio. 1-1. Nadar para morir en la orilla.
Pero el Burgos, como El Cid Campeador, es capaz de cabalgar incluso después de muerto. Saúl Berjón sustituyó a Matos en el 96. El turu llevaba tanto tiempo esperando este momento, que cuando recibió la pelota en una contra en el 102, pareció adivinar cómo acabaría exactamente la jugada.
A Mourad, vacío en el esfuerzo desde que había salido al campo, le quedaba aún una última carrera en las piernas. Le vio el de Oviedo, allá en la diestra, y le puso una pelota perfecta. La pantera embolsó la bola. El Plantío se quedó en silencio. Disparo raso, fuerte y beso de gloria a la red. Locura. Victoria imposible, con uno menos. El #DerbiDeBurgos se queda en la capital. Nada ni nadie puede con el Burgos.