Si un compañero está en apuros, el resto acude en su ayuda. Y si, directamente, está ausente, los demás se doblan y pelean por él. El Burgos CF tiene este lunes (El Toralín, 21:00 horas) ante la SD Ponferradina la oportunidad de demostrar que, como dice su entrenador, es un equipo fuerte, compacto, que no se resquebraja, pase lo que pase.
El mensaje de Julián Calero era claro, en la matinal de este sábado, en la rueda de prensa previa al duelo ante los medios de comunicación. “Es una situación apurada, pero tenemos otros jugadores que tienen ganas de participar. Cuando vienen mal dadas, la fuerza del grupo es la que marca la diferencia. La manada de lobos se protege. Lo que es seguro es que vamos a jugar con once”, declaraba.
Pese a las bajas, y sobre los tiempos de recuperación, el míster prefería ser cauto. “Vamos a apurar todas las opciones. No queremos precipitarnos. Ninguno de los jugadores está descartado. Hasta el mismo lunes no podemos confirmar nada”, concedía.
Tradicionalmente, El Toralín no se le ha dado demasiado bien al Burgos. Y el equipo que lo habita, la Ponfe, que recién estrena a David Gallego como técnico, viene con muchísima necesidad: “Es un campo difícil. La Ponferradina tiene muy buenos jugadores y la situación clasificatoria no le hace justicia para nada. Ahora recuperan a Amir en la portería. En el centro del campo tiene a Eric Morán o Agus Medina, jugadores fundamentales durante la temporada pasada. En las bandas Ojeda y Naranjo. Y arriba a Derik Lacerda, que el año pasado estaba en la Segunda División de Portugal. Si somos capaces de hacerles daño, aprovechando que también seremos un poquito incógnita, podremos competir”, aseguraba el madrileño.
Para el choque, que será dirigido por el colegiado castellano-manchego Dámaso Arcediano Monescillo, con David Pérez Pallas en el VAR, Calero tiene las bajas seguras de Miki Muñoz y Aitor Córdoba por sanción y de Andy Rodríguez y Javi Pérez por lesión.