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Actualidad

Difícil de entender (1-2)

El Eibar remonta el golazo de Gaspar y arranca la victoria de El Plantío

Es un horario raro, sin duda. Pero a la hora de comer, el fútbol ofrece otro tipo de escenarios. Y eso que, en la previa del duelo de este jueves festivo, la noticia estaba en el cielo: Burgos había amanecido con un chaparrón constante, dispuesto a empaparlo todo en su trayectoria de caída sobre la metrópoli blanquinegra. Fuera del partido, el día parecía más eibarrés que burgalés. Pero quedaba la pelota.

Calero movió tres cartas. Matos, Córdoba y Mumo (los dos últimos tras cumplir ciclo de amonestaciones) volvían al inicio. El resto, repetían de la baraja utilizada por el técnico madrileño el pasado lunes en El Toralín.

El duelo arrancó según lo previsto. El Eibar bombardeaba desde los laterales con el Burgos cediéndole el manejo del balón. En el 12, otra heroicidad. El meta local Caro volaba en otra manopla imposible para evitar el tanto de larga distancia de Tejero.

El encuentro era una pelea táctica pero pasó a combate en el 19, cuando Peru Nolaskoain le partió los morros a Alex Bermejo de un codazo. El barcelonés tuvo que abandonar el choque y fue sustituido por Mourad. El colegiado entendió el lance como una disputa y no pitó ni falta.

La entrada de la pantera, clave en la fijación de centrales, estiró al Burgos, que empezó a encontrar asociaciones interesantes entre Mumo, Curro y Gaspar. Así se llegó al 35, con diez minutos de primer acto por delante para desbloquear el marcador.

Pasada la lluvia, las musas bajaron justo en ese momento al césped para cumplir con otra predicción. Gaspar Campos, nuevo golden boy e ídolo de la hinchada blanquinegra, agarró la bola en tres cuartos y se inventó el golazo de la temporada. El zurriagazo, teledirigido e imposible para Luca Zidane, se coló en la escuadra de la portería del Fondo Sur. 1-0. El estadio se vino abajo.

El Eibar encajó el golpe como pudo. Vadillo vio la primera cartulina del choque tras llegar tarde a una pelota dividida con Borja, a los 39 minutos. Quizá, poco castigo y demasiado tarde para lo visto sobre el terreno. Difícil de entender en algunas acciones, el criterio del extremeño Hernández Maeso empezaba a mosquear al respetable. Para sorpresa de todos, quien sí vería la tarjeta sería Mourad, poco antes del intermedio.

La segunda parte empezó con un latigazo de Stoichkov que a punto estuvo de sorprender a Caro. El aviso del andaluz, talento por cualquier costado, despertó al Burgos, que realizó otro gran tramo inicial en la segunda parte.

El árbitro volvió a enseñarle otra tarjeta al cuadro local. Zabaco era amonestado justo antes de que Caro volviera a salvar el tanto de Bautista, en un mano a mano a los 50 minutos. Segundo aviso.

Aún con todo, el practicaba un gran fútbol. Gaspar, Curro y Mumo seguían combinando, con Borja y Matos muy abiertos. Solo el acierto en los metros finales privaba al equipo de Calero de matar el partido. Grego Sierra y Raúl Navarro salieron por Zabaco, con tarjeta, y Mumo en el 68.

Garitano también lanzó su apuesta. Rober Correa, Imanol y, sobre todo, el ariete Blanco Leschuk ingresaron al encuentro. El empuje eibarrés dio sus frutos en el 72. Stoichkov empataba el partido desde el suelo en un córner botado por Vadillo. Rober Correa vio la segunda tarjeta para el Eibar un minuto después.

Calero ejecutó otra doble permuta. Gaspar, ovacionado tras anotar su quinto tanto de la campaña, dejó su sitio a Artola y Areso entró por un ya multiplicado Borja González en el 74.

Aunque tuvo varios acercamientos, como un centro venenosísimo que Mourad ya preparaba para la testa, el tanto de la igualada le hizo mucho daño al Burgos. El Eibar recuperó el dominio del esférico y empezó a embotellar al bloque local. En el 86, Blanco Leschuk hizo el segundo para el equipo vasco. 1-2.

Pero la escuadra castellana no se rindió. Al filo del descuento, Hernández Maeso completó una actuación más que discutible al no señalar un penalti que pareció claro sobre Curro Sánchez. Además, amonestó al mediapunta onubense.

El Burgos, que había liderado, en solitario, durante 37 minutos la tabla de LaLiga SmartBank, se quedó con cara de tonto y tratando de asimilar, antes de Granada, una derrota difícil de entender.

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