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Actualidad

Saúl Berjón: "El cariño es lo único que dura para siempre"

El futbolista se despide en una rueda de prensa de máxima convocatoria que contó, también, con la presencia de compañeros, empleados y directivos

No cabía un alfiler. La vetusta sala de prensa de El Plantío como nunca o pocas veces se ha visto: a rebosar. Medios de comunicación, compañeros –principalmente capitanes y aquellos que estuvieron con él desde la primera temporada en 2ª B–, directivos y empleados del club… Nadie quería perderse el adiós de un ídolo, la despedida oficial y definitiva en comparecencia pública de Saúl Berjón como futbolista del Burgos CF.

La proyección de un vídeo homenaje realizado por el club dio paso al inicio del acto. El primero en tomar la palabra, el director deportivo, su amigo Miguel Pérez Cuesta, Michu. “Queremos agradecerle a Saúl todo lo que ha hecho por este club. Nunca vamos a olvidar aquel gol en Almendralejo que nos colocó, veinte años después, en el fútbol profesional. Hoy es un día triste, para mí personalmente también. No se va un futbolista, un capitán, se va un amigo. Tiene las puertas abiertas de este club para toda su vida”, declaraba.

A Michu le seguía el presidente del Burgos Club de Fútbol, Rodrigo Santidrián, que se dirigía directamente al futbolista: “Desde aquel 23 de mayo de 2021 el Burgos CF y Burgos en general, como ciudad, te debemos mucho. A nivel profesional, por tu ahínco, tu trabajo en el campo y en el vestuario. Y a nivel personal, por cómo eres. Yo siempre digo que lo más bonito en esta vida es ser normal. Y tú lo eres. Yo no he venido aquí a decirle adiós a Saúl Berjón. De hecho, a eso no hubiese venido. Estoy aquí para darte las gracias, por la felicidad que nos has regalado. Por tú buen hacer en el día. Tienes las puertas abiertas de este club, de par en par, para cuando tú quieras. Gracias por todo”.

Las palabras del presidente arrancaron el primer aplauso. En ese instante, con todas las miradas puestas en el protagonista de la mañana, el héroe del ascenso se plantaba ante el micrófono y comenzaba a enunciar su discurso de despedida. “Esto va a ser improvisado, no preparé nada”, avisaba. “Gracias a todos por estar aquí. Fueron dos años muy bonitos. Vine a un club con un proyecto de ascenso y lo conseguimos. Y creo que quedan muchas cosas bonitas por venir. En este club hay jugadores muy jóvenes que están en Segunda División por circunstancias pero que tienen nivel para jugar en Primera. Ahora, estaré pendiente del teléfono para jugar en otro lado. No sé si en Segunda o en Primera RFEF, pero mi deseo es volver a El Plantío para enfrentarme a vosotros. Os querré ganar, aunque me joda, pero es lo que hay. Me disteis cariño desde el primer minuto hasta el último. Se va un burgalés no, pero sí un hijo del frío más. Del primer compañero, trabajador del club o aficionado al último. Gracias a todos de corazón”, concluía.

Era el turno de los periodistas, cuyas preguntas dejaron las primeras respuestas. “Por h o por b, este año estaba contando menos. Pero no es culpa de nadie, es fútbol. Me voy con la conciencia muy tranquila porque ayudé en todo lo que pude hasta el último día. Mi camino seguirá por otro lado y ya está. Tengo muchas ganas de seguir disfrutando”, aseguraba.

El Francisco de la Hera salía de nuevo a relucir, con aquel tanto en la retina de todos: “Yo metí el gol del ascenso pero me parece injusto llevarme toda la gloria. Aquel año remamos todos y fue espectacular. La realidad es que ascendimos por la gran labor que el club realizó a todos los niveles”.

De todo este tiempo, plagado de grandes momentos, el Turu destacaba una cosa: “Me quedo con el trato, la familia que ha sido siempre el Burgos. La unión es la grandeza de este club. Ese es nuestro gran secreto, ojalá no se pierda nunca. Lo mejor que me llevo es el cariño de todo el mundo. Lo deportivo puede salir mejor o peor, pero el cariño de la gente es lo único que dura para siempre”, concluía.

Los aplausos volvieron a elevarse y se prolongaron durante casi medio minuto. Y un “gracias, chavales”, justo antes de abandonar la sala. Grandeza y sencillez, todo en uno, hasta el último momento.

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